En tu memoria existen momentos cuando te topaste con un bocado creativo -un pensamiento, una canción, una imagen — que te tomó por sorpresa. En una reciente visita al restaurante Raíz, tuve uno de eso momentos al conocer por primera vez las creaciones de la prestigiosa escuela de postres Espaisucre, que ahí reside.
Espaisucre se origina en Barcelona, idea del chef Jordi Butrón. Su objetivo es mirar al postre como protagonista, digno, moderno, complejo, y estético. Sus creaciones son audaces, los sabores atrevidos, las texturas dementes, y el resultado espectacular. Es una fortuna que esta escuela cuenta con una sede en el área metropolitana.
En esta visita, probamos cuatro maravillas, pero me quiero enfocar en uno en particular el día de hoy: El helado de mole.
What?
“Este es un postre que ha causado polémica. O lo amas o lo odias,” nos contó la chef repostera Fernanda Prado, quien además de llevar la cocina mexicana de Espaisucre también es una de sus maestras. Y si la idea de mole en helado ya cuesta trabajo procesar, ahora vamos por partes para ver la magnitud de este postre:
1- Al fondo de un bowl, se coloca un cuadrito de bizcocho de chocolate remojado en café sobre un espejo de una cremita de piloncillo. Lo acompañan unas cuantas pasas güeras remojadas en tequila. No se ustedes, pero si el trayecto terminara aquí, yo ya estaría contento.
2- Una capa de yogurt natural y otro toque de la crema de piloncillo terminan la base. “Se sabe que la grasa de lacteos y el alcohol ayudan a reducir la sensación picante,” explica Prado. “Por eso el yogurt y las pasitas con alcohol, para ayudar a nivelar”
3- El efecto crunch: Una delgadísima oblea de caramelo con ajonjolí son el tercer piso.
4-Una quenelle de helado mole con unos granitos de sal de mar terminan el platillo.
¡BOOM!
El primer bocado anuló la conversación en la mesa. Silencio total. Fue un verdadero momento matrix, donde el tiempo real parecía frenar y doblarse, y en cámara lenta volaban las sensaciones e ideas.
El sabor era extraordinario, enorme, y completamente inesperado. Dulce, salado, ácido, picante, alcohólico, amargo en un equilibrio acrobático. El helado de mole en si, no es particularmente dulce, y es mole de verdad, complejo, especiado, y con buen picante. No exagero, me dieron palpitaciones, y mi cerebro no daba para entender que pasaba dentro de mi boca. Hay veces que una cuchara de 4 cm te genera sensaciones que se expanden por metros más allá de tu cabeza. Esta es una de esas cucharas.
Los otros tres postres que probamos también estaban llenos de ingenio y técnica. Si te apasiona el postre como a mi, y te interesaría elevarlo a un nivel de complejidad e innovación, Espaisucre es el lugar para ti, ya seas comensal o cocinero.
Quería saber más sobre el origen del helado de mole. La chef Fernanda nos cuenta: “El postre nació en México creado por Jordi Butrón y es parte de la revolución postril que Espaisucre busca, que incluye incorporar ingredientes mexicanos. El mole fue uno de los favoritos de mis jefes, en especial el poblano. Pero la pregunta fue ¿Podemos llevar el mole a un lugar de postre? Empezamos a analizar todos los matices que puede tener. Tiene chocolate, especias cálidas, picante. Un pastelero trabaja mucho con esos elementos, y la respuesta fue si.”
Me explicó que aunque detrás de cada creación hay ideas muy complejas y audaces, a fin de cuentas el postre debe de ser un placer. “No solo te puedes quedar en el concepto, el postre tiene que invitarte, a querer probar más y más”.
Más y más es lo que queremos. Ese mismo día, pedimos una segunda porción a la mesa, y la realidad es que probar ese postre fue una de las experiencias culinarias más memorables de fechas recientes. Aplausos Espaisucre.
Espaisucre
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