Un diseñador de interiores me explicó que para componer un espacio puede comenzar desde algo tan sencillo como un cojín. Que sus colores, patrones, forma, texturas podrían inspirarle para visualizar un cuarto entero. Realmente me fascinan estas ideas y procesos que ocurren en las mentes de los diseñadores –llámense de moda, muebles, industriales, arquitectos, y hasta chefs–. Después de todo, ya que nos alineamos con un autor, su obra la incorporamos a nuestra vida y manifiesta nuestro estilo personal. Los restaurantes y chefs que nos encantan también expresan algo sobre nuestro gusto y estilo, de la misma manera que las prendas que elegimos vestir, o los autos que nos gusta conducir. Y un perfecto lugar para hablar del encuentro entre gastronomía y estilo es Hotel Carlota.
Hotel Carlota se ha convertido en un must para los entusiastas del diseño. La atención estética se respira en cada una de sus partes, incluyendo en su cocina. Así que hoy comparto la mesa con alguien que sabe mucho sobre estilo, y además le apasiona el buen comer, mi amigo el conductor de TV Maximiliano Villegas.
“Lo primero que le da la vida a un espacio, a una prenda, o a un platillo, es el diseño,” dice Maximiliano, quien piensa que esas ideas nuevas son importantes. “La comida es primordial en la vida diaria. Pero cuando te atreves a salir de tus límites, le obsequias algo especial a tu vida. Es como viajar, hay que salir de la zona de confort. Y mis viajes giran alrededor de la comida. La comida te dice muchas cosas, y hay que probar. No probar es como no haberlo viajado”. Justo es la historia que se cuenta en Hotel Carlota. Su propuesta es como hacer un viaje al aquí y al ahora. Sus ideas son frescas, innovadoras, y hasta un poco subversivas.
Si suponemos que el objetivo de un plato es ser delicioso, estos lo cumplen y con creces, pero su mérito va más allá de estimular el paladar. También estimula el intelecto. Esta cocina demuestra una arquitectura del sabor, como de color y forma. Tanto los postres como los platos salados a la vista son bellos, sofisticados y con un toque de rudeza, como una chamarra de cuero John Varvatos. Están compuestos de elementos grandes, espolvoreados, simétricos, y con colores claramente pensados. Serio nivel de wow. Esta es una real cocina de autor.
¿Como se diseña un platillo como estos? “En los platos hay sensaciones que queremos transmitir,” explica el chef Joaquín Cardoso sobre su short rib. “Comienza con betabel, por ejemplo. Tienes azúcar, forzosamente necesitas algo que contrarreste: Proteína con su jugo de cocción. Luego un poco de chile para darle algunos matices. Acidez, para refrescar.” Esta secuencia de decisiones suena exactamente como cualquier ejecución de diseño. Y cuando examino más cercanamente, me doy cuenta de otro común denominador: La presencia de al menos un ingrediente muy modesto. Algún queso de rancho, u hongo del campo, o fruta rústica. “No se puede llegar a la sofisticación sin tener presente a la sencillez,” opina Maximiliano. “Por mucho tiempo, dejamos atrás lo sencillo, lo artesanal para innovar, innovar, innovar. Pero hoy está regresando. Cuando logras conjuntar elementos modestos, un trabajo artesanal con una innovación del siglo XXI, es cuando nace la sofisticación.”
Queda claro que en la cocina de Hotel Carlota hay una línea editorial. El tener ciertas normas marca la pauta de todo estilo. Por ejemplo, la chef repostera Sofía Cortina diseña sus creaciones bajo una de las reglas más exigentes que he oído: crear postres utilizando el mínimo de azúcar. ¿Qué tipo de postre es ese? Uno que rescata la dulzura que hay en frutas y verduras. Ya que el azúcar además de endulzar también cumple una labor química en los postres que afecta textura o espesor, la chef se ve obligada a sacar lo mejor de su creatividad para lograr lo que quiere. “Es un reto,” dice Sofía. “Pero al mismo tiempo es liberador lograr tu objetivo.” ¿Y porqué se habría echado la soga al cuello con tan cruel restricción? La respuesta está en el último punto de la línea editorial de ambos chefs: Servir platillos saludables.
¿”Saludable“? ¿Qué no es eso lo que sirven en hospitales o en ensaladerías hipsters? Garantizo que un adjetivo que no viene a la mente al probar estos platillos es sano. “Es lo que nos gusta comer,” explica Joaquín. “No tratamos de crear un concepto ni caer en algo intelectual. Usamos productos con los que nos gusta trabajar.” La chef Sofía agrega “nuestra profesión es lograr que la gente esté contenta. Y lo hacemos a través de la comida que queremos compartir y las cosas que sabemos hacer bien”.
Mi amigo y yo quedamos impresionados con esta experiencia comidística. Se siente la comunicación entre espacio y comida.Y aunque nos emociona el estilo y firma de autor que tiene esta cocina, Maximiliano se lleva a casa sus cualidades más íntimas: “Es una cocina muy sincera, sin pretensiones. Y para mi la sinceridad es la clave de todo proyecto.”
Hotel CarlotaRío Amazonas #73
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LO FUERTE: El menú cambia frecuentemente. Pregunta por short rib, o la pesca del día. Y guarda mucho lugar para postres. |
LO DÉBIL: Algunos precios pueden resultar elevados. |
CUANDO REGRESARÍA: Celebraciones cotidianas.. Cuando necesito un respiro de algo distinto. |
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