Por fuera, algunas de estas delicias quizá no lucen como el pan de muerto al que estamos acostumbrados, pero lo muerto lo traen por dentro. Tanto para los vivos como los difuntos, el pan de muerto es uno de los alimentos de temporada más amados (y comprados) del año. Lo encuentras en todos lados, desde los grandes supermercados, las barras de café de moda, y por supuesto las panaderías artesanales. Es una tradición más viva que los muertitos que festeja. Hoy, el pan de muerto ya lo identificamos como un sabor definido, lo usamos como un ingrediente dentro de otras creaciones, y es inspiración para nuevas ideas. Por ejemplo, aquí te muestro 7 maneras en las que el pan de muerto reencarna.
Croissant de muerto, por Baker’s
En pocos años, Baker’s se ha colocado como una de las panaderías más respetadas de la ciudad, y una razón es por sus impecables croissants. Para esta época, han creado este funesto alter ego de su clásico croissant, que llaman “croissant de muerto”. No esperes un franken-cuerno que sea un híbrido de los dos panes. No, este es un croissant que solamente hace un guiño al pan de muerto con un sutil aroma a azahar, y un poco de azúcar en su exterior. Es más como una mexicanización del croissant francés.
Sucursales en Coyoacán y Colonia Roma
Macarons de pan de muerto, por Jaso
Pequeños y adorables, son la creación de la célebre chef repostera Sonia Arias de Jaso. A la vista parecen panes de muerto en miniatura, casi de juguete, con sus huesitos por encima. Pero en realidad se trata de un refinado macaron clásico frances. Las tapas retienen el característico sabor a almendra, mientras que su relleno cremoso tiene muy presente el sabor del azahar. Me imagino perfecto a la mismísima catrina clásica, en su elegante regalia victoriana, disfrutando de estos delicados macarons con una taza de té.
Newton 88, Polanco, y otras sucursales.
Bombones de chocolate de pan de muerto, por Que Bó
Si conoces la chocolatería del famoso chef José Ramón Castillo, sabes que muchos de sus bombones además de deliciosos, están diseñados para detonar tu nostalgia. Entre su repertorio encuentras muchos sabores que nos conectan con nuestra niñez, y el pan de muerto no es la excepción. Estas bellas calaveritas, están rellenas de una cremosa ganache de pan de muerto. Y si mueres de amor por este sabor, no temas que desaparecerá con noviembre, porque aunque es con otra presentación, el bombón de pan de muerto está presente todo el año en Que Bó.
Varias sucursales.
Helado de pan de muerto, por Amor Casero
En los últimos años, hemos visto muertos dentro del congelador, y no estoy hablando de la morgue. Más bien en helados de varias talentosas heladerías artesanales. Hoy probamos la de Amor Casero. Este es un cremoso helado con las esencias cítricas que esperamos, aderezado con trozos de pan envuelto dentro de él
Varias sucursales.
Eclair de pan de muerto, por Vocca
Cerca de la glorieta de la Cibeles, existe un lugar repostero donde la especialidad de la casa son los eclaires. Encontrarás una amplia variedad de sabores que van de lo clásico a lo ingenioso. Y una de ellas, es esta, su panecillo choux con la cruz de “huesitos” por encima, espolvoreado de azúcar, relleno de una crema pastelera con aroma a azahar. El sabor es inconfundible.
Durango 175, Roma Norte
Galletas de pan de muerto, por Cachito Mio
Desde hace varios años, Cachito Mio se convirtió en uno de los rincones más queridos por los foodies en la colonia Roma, y sus galletísimas de pan de muerto se convirtieron en un fenómeno. Tomando el mismo perfil mantequilloso del pan de muerto, pero amplificando su sabor de naranja, estas enormes galletas son irresistibles. Durante esta época, producen 100 de ellas todos los días, y siempre se agotan. Con frecuencia oigo que la gente dice “Esta galleta me gusta más que el pan de muerto”.
Guanajuato 138, colonia Roma.
Scones de pan de muerto, por Moira’s Bakehouse
Para los que no conocen los scones, son unos panecillos de mantequilla tipo bisquet diseñados para chopear en el café. Moira’s Bakehouse le quita lo pachoncito al pan y lo convierte en algo compacto y muy complaciente. Quizás cambie de técnica, pero el sabor es justo lo que te imaginas.
Callejón de la Amargura 5, Coyoacán
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